El título que nos introduce a la celebración de la Solemnidad de Todos los Santos fue la respuesta que dió la Beata Madre Teresa de Calcuta a una periodista que le preguntaba cómo se sentía ella al ser estimada, por no pocos, como una santa viviente.
Las Lecturas de la Liturgia de la Solemnidad:
Apocalipsis 7,2-4.9-14 : "Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua"
Salmo Responsorial: 23:"Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor"
I Juan 3,1-3:"Veremos a Dios tal cual es"
Evangelio: Mateo 5,1-12ª:"Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo"
El tono de esta Solemnidad es tremendamente festivo! Y no es para menos, pues se trata de una victoria, de un triunfo, de un premio alcanzado, de una esperanza cumplida, de un regalo estrenado con gozo y satisfacción.
Se trata de la respuesta de vida que miles y miles de cristianos han venido dando a tavés de los siglos cuyas biografías conocidas o menos, se constituyen en diferentes y siempre convergentes "Evangeliarios" en diferentes situaciones de la vida. Cada bautizado ha anunciado a Cristo cuando ha vivido como Él, siguiendo sus huellas en un discipulado de escucha orante de la Palabra, de reflexión y conversión de vida, de acción inteligente y solidaria por erradicar las cadenas del pecado en sí mismo y en la vida de los hermanos.La Liturgia que ya se celebra en Dios –en el cielo – es festiva y toda ella se centra en lo que ha hecho el Cordero, Aquél que inaugurando una Nueva Humanidad en su Propia Carne. A través de su Vida, Pasión, Muerte y Resurrección, ha hecho desaparecer la insidia del pecado con la inclinación al mal en todas sus expresiones de desamor, de egoísmo y de injusticia de la carne humana, de modo tal que, todo aquel que lava sus vestiduras en la sangre del Cordero, es decir, que participa, que se entrelaza con la Vida y la Acción de Jesucristo en la lucha contra el propio pecado y la rectificación de las propias facultades operativas, llega a cristalizar para sí mismo aquella victoria que Jesucristo ha ya alcanzado para sí y para todos nosotros: "Todo el que tiene esperanza en él, se purifica a sí mismo, como él es puro" dice el Apóstol.
Visión de Dios que significa, comunión con él, relación filial madurada y purificada en un amor que ha aprendido a ser humilde y que ha comprendido que la verdadera batalla en la vida es la que combatemos contra nuestra individual inclinación al egoismo, a la avaricia, a la lujuria, a la vanidad, a la envidia que insidian nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestra acciones, enturbiando la vida familiar, social y política de nuestros pueblos.
NADIE PUEDE QUEDAR EXCLUÍDO DE LA SANTIDAD CUANDO TODOS PERMANECEMOS BAJO LA MISMA MIRADA DE AMOR DEL PADRE, EN EL HIJO, POR EL ESPÍRITU SANTO.
Sí! Es un hecho! Sólo hay una sola tristeza en la vida, como decía Leon Bloy, y es la de no ser santos!
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