DOMINGO SAVIO:
"ANTES MORIR QUE PECAR"
Hoy celebramos la memoria
litúrgica Santo Domingo Savio (Riva de Chieri n. 2.04.1842 - Mondonio m.
1.03.1857) y toda la Familia Salesiana de Don Bosco lo festejamos con gratitud
y alegría. Un joven santo que vivió intensamente sus 14 años 11 meses de vida
como para alcanzar una talla moral y espiritual de completez humana y
cristiana. Los rasgos de su biografía los hallamos en un enlace
de los salesianos.
1. UNA INFANCIA CUIDADA EN FAMILIA
Y EN EL AMBIENTE EDUCATIVO
A los siete años formula sus propósitos al
celebrar su primera comunión eucarística y dirá:
"Propósitos que yo, Domingo
Savio, hice en el año 1849 con ocasión de mi primera comunión, a los siete años
de edad:
1.
Me
confesaré muy a menudo y recibiré la sagrada comunión siempre que el confesor
me lo permita.
2.
Quiero
santificar los días de fiesta.
3.
Mis
amigos serán Jesús y María.
4.
Antes
morir que pecar.”
Estos recuerdos, que repetía a
menudo, fueron la norma de sus actos hasta el fin de su vida", escribe San Juan Bosco
quien recopiló estos datos biográficos de la familia de Domingo a la muerte de éste
y los registró en una biografía del joven discípulo.
2. LA ABSOLUTA NECESIDAD DE “HACERSE
SANTO”
Domingo era de carácter
impetuoso pero el ambiente educativo y creyente de su familia y el que encontró
en la escuela de Don Bosco en el Oratorio de Valdocco modelaron su carácter en
el dominio de sí y los predispuso al servicio generoso.
Insistía
a Don Bosco en “hacerse santo” y que esto fuera lo más pronto posible. A
esto, Don Bosco, con la sabiduría del educador que es apóstol le decía: “Alabé
su propósito, pero le exhorté a que no se turbara, porque en la turbación del
ánimo no se conoce la voz del Señor; antes bien, que se requería en primer
lugar una constante y moderada alegría; le exhorté a perseverar en el
cumplimiento de sus deberes de piedad y estudio, y que jamás dejase de tomar
parte en la recreación con sus compañeros”. Y cuando su voluntad de
asemejarse al Señor Jesús se acrecentaba, Don Bosco, “… le aconsejó que para llegar a ser santo (era
necesario) que trabajase en ganar almas para Dios…”.
Es en
el celo apostólico por ganar almas para Dios que Domingo se vuelve un apóstol
honesto, creíble y coherente que atrae a otros jóvenes al buen obrar, a la
responsabilidad, al respeto de los demás, de sus educadores y familiares y
sobre, los atrae al encuentro con Jesús, con su misericordia en el sacramento
del perdón y con su propia Persona en la Eucaristía celebrada y comulgada.
3.
EL DESAFÍO DE REPROPONER HOY UNA ESCUELA
DE SANTIDAD JUVENIL
Hoy en
día, muchos educadores cristianos hacen referencia a una de sus frases que
afirmaba con frecuencia que “…aquí (en el Oratorio) hacemos consistir la
santidad en estar siempre alegres”, y con ello, han dejado de lado otros
aspectos que eran parte de su alegría como lo era el exacto cumplimiento de sus
deberes escolares y de su relación con Dios vividos al máximo empeño y no con
concesiones a la pereza, al descuido eventual o al relajo.
Hoy,
en algunos ambientes pastorales se hace ruido con la “alegría” pero no se
lleva a la profundidad de la fuente de esa alegría: el deber del propio
estado bautismal realizado con responsabilidad y coherencia porque es donde
ocurre la voluntad del Dios amado en la propia vida; y, la íntima relación con
Dios en Jesucristo, cuidada y cultivada en una oración continua sin pausa y en
una vida sacramental comprometida; y el tercer eslabón de la receta de la
santidad salesiana: “trabajar por las almas” que evoca el lema del santo
educador: “Da mihi animas, coetera tolle” es decir, “Dame almas y
llévate lo demás”.
4.
EL TRABAJO POR
GANAR ALMAS: LA CONSAGRACIÓN A MARÍA
INMACULADA
El 8
de junio de 1856 a los pies de la imagen de la María Inmaculada con otros
jovencitos que serán los futuros integrantes de la naciente congregación de la
Sociedad de San Francisco de Sales, forman la Compañía de la Inmaculada y
ofrendan a la Madre de Dios venerada en uno de sus máximos privilegios -el de ausencia
de pecado en la integridad de su persona- 21 compromisos que los lleva a vivir
con integridad y al servicio de los demás.
Hoy,
ese compromiso por las almas debería comprometer al amigo de Domingo Savio en
las grandes opciones contraculturales como son: la defensa irrestricta de la
vida humana por nacer y en su conclusión; la honorabilidad de la pureza moral y
del equilibrio emocional en la vivencia de la propia sexualidad y genitalidad
en el pudor y en la castidad, contrariando la cultura del desenfreno sexual y
del desorden moral en su práctica.
5.
ANTES MORIR QUE PECAR
Algunos
quieren “endulzar” la afirmación de Domingo con frases como “Ante morir
que no amar” atenuando el “que pecar”. La voluntad de Domingo ha sido y
es explícita y clara: “Antes morir que pecar” antes morir que ofender a Dios.
Se trata de amar a Dios y toda la realidad amable por amor de Dios y s trata de
no ofender a este Dios conocido y amado en Jesucristo. Domingo no aceptaría que
le cambien su convicción para “hacerla más moderna” o más open mind (mente
abierta). No tranzaría con medias verdades que suelen ser completas
mentiras sobre lo que es la persona humana en su identidad y en su destino
eterno ante su Creador, Redentor y Santificador.
Los
santos han sido los radicales del Evangelio sine glosa (al pie de la
letra). Respetemos su testimonio y pongámonos tras sus huellas de verdad,
totalidad y plenitud.
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