miércoles, 9 de diciembre de 2009

Con la Inmaculada Concepción de María nos invade la ALEGRÍA.

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA: de la Tradición al dogma

Celebramos una de las fiestas marianas más arraigadas en el corazón del pueblo cristiano. Hablar de la Concepción Inmaculada de María es remontarse a años antes de la llegada del Hijo de Dios a la tierra. Es ubicarse en el momento en que Dios decide ubicar un espacio donde pudiese nacer sin menoscabo de Su Santidad ni de Su Pureza. Dios piensa en un Cielo que estuviese en la tierra sin que hubiese sufrido los daños de la desobediencia que generó la autosuficiencia y soberbia de Eva y de Adán.


Cuando Dios piensa un Cielo en la tierra para que en él pudiese nacer en un determinado momento su Hijo Único y Amado, piensa en MARÍA. Así nace María sin predisposición al pecado desde el instante de su concepción.¿Y eso por qué? Pues en atención al Hijo que habría de llevar en sus entrañas. Dios adelantó para María lo que sería un regalo para todos nosotros después del nacimiento, vida, pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Adelantó para María los efectos de la REDENCIÓN. Adelantó para María la prevención ante el Mal y su insidia.


¿Esta prevención hizo de María una persona que no podía querer más el mal? En cierto sentido sí! María no podía querer el mal bajo ninguna apariencia porque su inteligencia, su afectividad y su voluntad estaban orientadas hacia la ponderación del juicio, hacia la predilección de todo bien de forma perfecta y proporcionada con su ciencia y su capacidad de elegir. Esto no significa que no fuese pretendida por el mal, pero Ella sabía reconocerlo y rechazarlo. Corrigió el comportamiento desordenado de Eva, quien ante la insinuación del mal bajo apariencia de delectación sensual, se adhirió a ese placer prescindiendo de la llamada de Dios. María, en cambio, discernía constantemente desde su intimidad con Dios lo bueno de lo malo. Por esa intimidad, aprendió y perseveró en la elección de lo bueno, de lo digno y correspectivo al verdadero amor.


Ella es absolutamente la más excelente persona humana que pueda haber en la historia.  Ella es nuestra mejor imagen. Como Ella querríamos ser cada instante de nuestra vida para que nuestro paso por la tierra fuese bello y feliz, pleno y cargado de sentido. Ella se constituye en Madre y en Maestra de una generación nueva de personas que se alínean con el testimonio de Jesucristo el Hijo de Dios. Ella es Madre amorosa y exigente al mismo tiempo. Ama sin engreir. Es tierna sin vulnerar nuestra libertad. Conmueve sin alienar nuestra mirada interior. Ella es... Ella es María!


Fue esta vasta convicción acerca de la integridad y pureza de María desde el instante de su concepción la que ha animado a la Iglesia desde los tiempos apostólicos a invocarla como INMACULADA. Para percibir el sentido de la fe del pueblo cristiano (sensus fidei), el Papa Pío IX consultó a los Obispos del mundo entero si había o no una percepción común en el pueblo cristiano acerca de esta prerrogativa de la Virgen María. Consultó a 603 obispos alrededor del mundo, de los cuales, 546 se declararon favorables a este dogma. Por eso, la declara públicamente tal, el 8 de diciembre de 1854. Es así como nace un dogma.


De la desobediencia a la obediencia filial


Justamente, María suele ser comparada con Eva -la primera mujer-. Ambas mujeres, libres de pecado original: Eva usando mal su libertad, pecó y se alejó del paraíso; María, permaneció fiel a su naturaleza inmaculada y se convierte para todo ser humano en un modelo de cualquier virtud representada en grado sumo. Es decir, María, hizo de su vida una respuesta valiente, lúcida, decidida y constantemente fiel al Proyecto de Dios. La insinuación al mal, a la desobediencia respecto de ios no se posó en su deliberación porque lúcida y libre para permanecer adherida al Dios Salvador. La oración abrevada por la sabiduría que proviene de la Escritura meditada, le permitió caminar en la fe y en la verdad.


Ella siempre fue totalmente de Dios en toda circunstancia, fuese alegre como en la Anunciación que dramática y desesperante como durante la Pasión y Muerte de su Hijo Jesús. Ella no abdicó ante las extremas solicitudes de la fe en Dios. Apostó por la Omnipotencia de la Misericordia antes que por la fugacidad y la limitación histórica de la razón. Vivir de fe no es, pues, una situación irracional sino metarracional. María, lúcida e impecable ante la Verdad, vivió de fe.


Dios afirma la alegría ante el drama humano


El Libro del Génesis que narra la enemistad entre la serpiente y la mujer del relato bíblico de la creación del hombre y de su expulsión del Paraíso por su desobediencia, ofrece una mirada de futuro optimista y fiel. Dios anuncia que será una mujer y su descendencia la que aplastará la cabeza de la serpiente. Es decir, será una mujer con una capacidad para desenmascarar las insidias del Mal a través de los siglos, y la descendencia de Ella, inspirándose en su testimonio, sabrá rechazar la insinuación diabólica del mal en sus variadas formas de ateísmo, injusticia, atentado contra la vida, promiscuidad de las costumbres.
La alegría desborda los confines del mundo cuando, llegado el momento culminante como  dice San Pablo, Dios decide encarnarse en una mujer, dando inicio histórico al cumplimiento de sus promesas de vida eterna. Dios recrea el cielo en la tierra en la carne virginal de María, y Dios se hizo Hombre y habitó entre nosotros.


FELIZ FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA!!!



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